A veces tenemos que cambiar de identidad para sentirnos mejor, y no me refiero a cambiar de nombre, sino a como nos sentimos, a lo que creemos que somos.
Uno de los motivos por los que a las personas les cuesta tanto adelgazar es por su propia identidad. Llega un momento en que vas subiendo de peso y en lugar de decir ¡¡esto no puede ser, hay que frenarlo!!, lo que haces es comprarte una talla más grande de pantalón con lo que estás construyendo una identidad de “ser o estar gorda”.
Discúlpame si la palabra “gorda” te molesta, pero es cómo te sientes cada vez que la ropa que te ponías la temporada pasada hoy no te vale. Utilizaré el diminutivo más cariñoso, gordita porque no quiero que te sientas mal leyendo estas palabras, sólo que aprendas algo nuevo.
Y en cambio hay otras personas cuya identidad es la de “ser delgados” y al primer asomo de que no les vale la ropa lo que hacen es poner remedio enseguida y cambiar alguno de sus hábitos, los que le llevaron a engordar
La identidad también es un hábito. Te compras una talla más en lugar de ponerle freno al aumento de peso estás habituada a pensar que eso es lo normal (hábito emocional), que pesar cada vez más es lo habitual, que comprarse ropa cada vez más grande y más oscura es lo habitual y sí, lo es. Es lo habitual en personas que se sienten gorditas y cuya identidad es la de gordita.
Pero las personas con el hábito de sentirse delgadas no permiten que esto ocurra. La persona habituada a sentirse delgada (hábito emocional) cambia rápidamente sus hábitos de alimentación y de ejercicio y no toleran sentirse gordos, porque no es lo habitual para ellos, por eso les molesta tanto, porque va en contra de su identidad.
Si tú ya estás habituada a sentirte gordita, seguramente no te molesta tener una talla cada vez más grande, hasta que el sobrepeso acumulado te pasa factura y tu salud ya empieza a resentirse. O hasta que ves que la báscula se acerca ya a las tres cifras.
La media de sobrepeso de las mujeres españolas ronda los 80-90 kilos y es ahí cuando deciden echar el freno a la escalada de kilos. Con este sobrepeso, ya no es sólo la gran talla que hay que comprarse, sino que ya empiezan a aparecer patologías como colesterol alto, diabetes, hipertensión, problemas de corazón, ansiedad, depresión y lo peor de todo, la autoestima queda por los suelos.
Y qué decir del calor que se pasa en verano, lo que cuesta subir unas escaleras o recorrer andando unos pocos kilómetros.
Pero te encuentras con que aún sabiendo que tienes que perder peso por una cuestión de salud, estética o lo que sea, en el fondo tú te encuentras cómoda así, porque ya se has construido tu identidad de gordita en la que se encuentras cómoda. Porque construirte una nueva identidad de persona delgada supone un esfuerzo que ni la mente ni el cuerpo quieren asumir.
Dejar de comer lo que te gusta y abandonar el sedentarismo físico es un esfuerzo muy grande para tu mente porque atenta contra tu identidad. Porque tu mente también se convierte en sedentaria, no le gustan los esfuerzos y no quiere salir de ahí porque está cómoda. Está acostumbrada a sentirse gordita y no quiere esfuerzos porque la mente entiende que ponen en peligro tu superviviencia.
Por eso te preguntarás muchas veces, ¿qué me pasa que yo quiero adelgazar, pero ni mi mente me lo permite ni mi cuerpo responde?
Y es porque tienes identidad de “gordita”. Te la has construido durante mucho tiempo a base de repetirte que no pasa nada, me compro una talla más y ya está.
Pero no te tortures, no es culpa tuya, no lo sabías y tiene solución, porque igual que la construiste, la puedes deconstruir y cambiar tu identidad y comenzar a sentirte, a ser, a tener la identidad de persona delgada.
Lo más probable es que tú sola no puedas hacerlo, porque el hábito de sentirte “gordita” está muy arraigado, lo has ido creando día a día sin darte cuenta, pero afortunadamente somos muchas las personas que abordamos el tema del sobrepeso desde la mente ayudándote a cambiar de hábitos, tanto físicos, como nutricionales como emocionales.
Y éstos últimos, los hábitos emocionales son los más difíciles de cambiar, sino se sabe cómo hacerlo.
Son los que hacen que te autosabotees cada vez que te pones a dieta o los que hacen que luego recuperes el peso perdido. Son muy poderosos.
Adelgazar es 10% alimentación y ejercicio y 90% cambio emocional, cambio de creencias. Tú creencia es que eres gordita y que no puedes hacer nada al respecto y por eso te sientes como te sientes.
Hay momentos en los que cambiar nuestra identidad nos permite recuperar el peso ideal
Yo te ayudo a cambiar esas creencias, te entreno para que crees tu nueva identidad de mujer sana y delgada. Dentro de tí hay una mujer llena de vida que quiere brillar y cambiar, pero que no sabe cómo hacerlo, no encuentra el camino. Yo te acompaño a que encuentres tu camino hacia tu nueva identidad, la que tú quieres ser.
Esta es una de las maneras en las que el coaching te ayuda a adelgazar, te ayuda a cambiar de identidad, a sentirte sana, fuerte y delgada. Recupera una buena autoestima mientras que de paso, vas perdiendo peso sin enterarte, porque si cambias tu identidad, cambias tu cuerpo, así de claro.
Por supuesto que hay mujeres que estando gorditas se sienten felices, pero esto va dirigido a las que no lo son y quieren cambiar.