La hormona del estrés engorda, minuto a minuto y tú no lo sabes.
Suena el despertador, como siempre antes de lo que te gustaría, y comienza el día. Estás sol@ porque tu pareja se marcha a trabajar antes que tú, por lo que te quedas a cargo de todo. Vas al baño, haces tus cosas, te lavas la cara y te vistes con lo primero que pillas. Sacas al perro en 5 minutos y vuelves a casa. Te duchas. Te vistes. Desayunas. Despiertas a los niños. Los lavas. Los vistes. Les pones el desayuno. Procuras que se lo coman todo y mientras lo hacen, les preparas las mochilas. Los libros, los cuadernos, el desayuno, ellos ya han terminado, tú ya tienes preparadas todas tus cosas para iros y zas! Uno de los niños se echa el vaso de leche encima.
A lo largo del día podemos sufrir situaciones que nos llevan al límite, pero que tenemos que enfrentarlas de todas formas.
¿Cuántos de nosotros hemos vivido alguna vez esta situación? O alguna situación similar que nos produzca estrés. En ese momento, el cerebro comienza a hacer cortocircuitos. ¡La madre que…! La cabeza es invadida por infinidad de pensamientos estresantes. «No tiene otro pantalón limpio – ¿Y ahora que hago?» – «Ya llegamos tarde, otra vez – ¡Qué vergüenza!. Son pensamientos que acuden sólos a tu cabeza y te hacen sentir mal. Pueden desencadenar emociones como enfado, rabia, ira y esas emociones producen unos neurotransmisores en el cerebro que dan la orden de liberar cortisol y adrenalina. Y entonces, todo el metabolismo se dispara. Suenan todas las alarmas y el organismo entra en «modo alerta» porque nos «sentimos » en peligro.
El organismo entra en pánico cada vez que te dejas llevar por pensamientos estresantes.
Cuando ya le has puesto la ropa limpia al niño y consigues salir de casa, te enfrentas al tráfico, al trabajo (otro foco muy importante de estrés), al jefe, al compañero incómodo, a la hora de comer, a la compra, a la vuelta al trabajo, a la recogida de los niños en el colegio y nuevamente el tráfico, a sus actividades extraescolares, etc, etc, etc. Son momentos de continuo estrés sostenido a lo largo del día….y de las semanas, y de los meses y de los años…. Llegas a casa, la merienda, la tarea de los niños, la ducha, la colada, la cena, regoje la casa y suma y sigue. Y así todos los días. Estrés todos los días y a todas horas. ¡¡Y qué puedo hacer!?!
El cortisol y la adrenalina se conocen como las «hormonas del estrés».
Las hormonas del estrés engordan y son principalmente el cortisol y la adrenalina. El cuerpo las produce en casos de alerta, miedo, rabia, pánico, es decir, en caso de «estrés emocional», porque de esta manera el cuerpo se prepara biológicamente para la huída o para la defensa. Esta reacción es el «estrés biológico» y el estrés biológico engorda y produce numerosoas enfermedades, incluso la caída del pelo.
Entre las funciones del cortisol en el organismo quisera señalar algunas como:
- aumentar los niveles de glucosa en la sangre inhibiendo la función de la insulina, (diabetes), para que los músculos de corazón, brazos, piernas, etc, puedan utilizarla para salir corriendo o para defenderse. Es una función muy útil, porque nos mantiene permite defendernos frente a los peligros. Pero después de cada momento de estrés diario, no «salimos corriendo» para quemar ese exceso de glucosa en la sangre y sus niveles aumentan y aparece primero el sobrepeso y después la diabetes. Las hormonas del estrés engordan.
- inhibir el sistema inmunitario. De hecho, la función de los famosos «corticoides» es reducir la accion del sistema inmunitario en caso de reacciones alérgicas o transplantes de órganos. El motivo de que el cortisol inhiba el sistema inmunitario, entre otros, es que este sistema consumne mucha energía, energía que en momentos de estrés necesitamos para huir o defendernos y no podemos emplear en el sistema inmunitario.
- disminuye la formación ósea, por lo que se ha visto que el estrés en niños puede afectar al crecimiento y en mujeres puede provocar osteroporosis.
- influye sobre la memoria. El cortisol coopera con la adrenalina para crear recuerdos a corto plazo de acontecimientos emocionales estresantes como un medio para recordar qué evitar en el futuro. Sin embargo, la exposición al cortisol a largo plazo acarrea daños en células del hipocampo que provocan un aprendizaje dañado.
Dicho todo esto, podemos hacernos una idea de por donde van los tiros, verdad?
El estrés engorda y te enferma y ahora entenderás por qué:
Si el cortisol se mantiene constantemente en niveles altos produce estos efectos contínuamente en el organismo:
- mantener los niveles altos de glucosa: aparece la diabetes y obesidad.
- alterar el sistema inmunitario***: aparecen numerosas infecciones (resfriados, infecciones de orina) y enfermedades autoinmunes.
- disminuye la formación ósea: osteoporosis** y retrasos en el crecimiento.
- influye en la memoria fijando con mayor fuerza los malos recuerdos y entorpeciendo el aprendizaje*.
La adrenalina por su parte también tiene numerosos efectos sobre el organismo:
- Aumenta la frecuencia cardíaca, acelera el corazón, por eso se nos acelera el corazón en momentos de estrés.
- Contrae los vasos sanguíneos.
- Dilata las vías áereas.
En definitiva, la adrenalina altera sustancialmente el sistema cardiovascular provocando que en casos de estrés continuado aparezcan enferemedades relaccionadas como la hipertensión, taquicárdias, ansiedad, obesidad, etc.
Todo esto ocurre cada vez que sufres una situación de estrés y mantienes los pensamientos estresantes en tu mente, que liberan hormanas del estrés, durante mucho tiempo.
El ejemplo anterior de los niños es sólo una de las muchas situaciones estresantes que sufrimos a lo largo del día, situaciones que provocan pensamientos estresantes que liberan hormonas que nos engordan. El estrés engorda porque las hormonas del estrés engordan.
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Referencias
*. Mc Auley MM, Kenny RA, Kirkwood TT, Wilkinson DD, Jones JJ, Miller VM (marzo de 2009). «A Mathematical Model of aging-related and cortisol induced hippocampal dysfunction». BMC Neurosci10 (1): 26. PMC2680862. PMID19320982. doi:10.1186/1471-2202-10-26.
** Knight, R.P., Jr. Kornfield, D.S. Glaser, G.H. Bondy, P.K. (1955). «Effects of intravenous hydrocortisone on electrolytes of serum and urine in man». J Clin Endocrinol Metab15 (2): 176-81. PMID13233328. doi:10.1210/jcem-15-2-176.
***Palacios R., Sugawara I. (1982). «Hydrocortisone abrogates proliferation of T cells in autologous mixed lymphocyte reaction by rendering the interleukin-2 Producer T cells unresponsive to interleukin-1 and unable to synthesize the T-cell growth factor». Scand J Immunol15 (1): 25-31. PMID6461917. doi:10.1111/j.1365-3083.1982.tb00618.x.